La libinosidad es un destierro fatal a cualquier experiencia. Cuando se acaba, uno se encuentra perdido en una accion que nunca quiso cometer. He sido un absurdo iluso, he creido que podia desterrarla y siempre despierto en trance, despierto nuevamente en la oscuridad nueva. Se ampara lo que digo con siete luciernagas azules, y una especie de buho alumbra el lugar. Soy un monstruo que luego de decapitar a una familia despierto en sangre y al espejo lloro, ha habido más en mis manos que en las sucias palmas del horizonte medanico. Pero es al cabo de horas que revive el fosforo en mi, el impregnamiento abarca unas diecinueve decimas de hora, la actitud resuena en el medioevo, el aura alucina, mis uñas se adhieren al sueño de tomar la nuca de todos los pequeños hijos que cuelgan del limonero. Pero ni bien termina el soliloquio despierto empapado en sudor, lastimado por quien sabe que herida y de alguna forma nostálgico, solo logro pensar en una causa justa para lo que me pasa, solo necesito convencerme que el monstruo tiene su finalidad entendida, nunca lograria sino las inmensas ganas que tengo de terminar con todo aquello.