Notaba día a día que cada vez mas, lentamente se agrandaba la idea de que lo que vivía era un sueño, o un sinfín de historias iguales. Pero Sheep, como todo ser viviente, sentía una regalada gana de cumplir su cometido, de formar parte de su idea de éxito y de volverse vieja para así poder estar orgullosa de la vida que habría llevado.
Después del secundario Sheep abandono la escuela de campo y emigro a la ciudad en busca de un cierto profesionalismo que su madre dio a conocer muy bien. La presión es parte de la vida, los atajos y los artilugios pero siempre existe una salida.
Al correr de los días, una manta de aburrimiento cubrió la vida de sheep, que trataba en vano de salir de este estado, ella odiaba no estar en movimiento, estar aburrida, lo odiaba. Su profesor Staller le repetía siempre que el aburrirse es parte de la vida, que los amigos con el tiempo se vuelven aburridos, las actividades que hacemos y demás cosas que dio a conocer a todo el curso en forma de discurso al estilo régimen.
Sheep suele acostarse en el pasto después de la última clase, viaja en bondi hasta su casa donde su madre, a pesar de no tener tiempo, la recibe feliz con unos bizcochos y un café con leche. Cuestionando cómo le fue en su día y ella respondiendo vagamente.
Sheep esta en el ultimo año, pronto comenzara a trabajar y a pesar de esto se siente acobachada, sola e insulsa. Se siente inútil, pero mas que nada siente que lo que esta haciendo esta mal, que esta desaprovechando algo, que no encuentra en sus días lo que busca y que no busca donde lo que quiere se encuentra.
Hoy Sheep falto a clases, tomo el colectivo erróneo, perdió dinero y debió caminar mas de cien cuadras hasta su casa, conoció un par de desconocidos, pero su boca dibujo una sonrisa al ver lo que buscaba hace tanto tiempo. Al llegar a casa, su madre preocupada le pregunto que había pasado, pero ella fue a ducharse y acostarse directamente.
Al día siguiente, se despidió de su mama y nunca más volvió.
Lo que buscaba Sheep era la incertidumbre.
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