Hace bastante, cuando queria mejorar la forma de expresarme cuando escribia y buscaba inspiracion, escribi estos parrafos (en realidad mucho mas hay).. pero para publicarlos, necesitaba un dibujo del fuego azul y no encontraba buenos en google, asi que Agota se encargo de hacerme el favor. Gracias de nuevo Ago.
Solo los sonidos de la calle se escuchan –aun-. Solo vemos un fuego en el callejón, no uno normal y no hablo de una fogata, sino de algo que permanece en la nada, flotando. Surgió de el una pequeña muñeca de trapo que comenzó a correr desviando sus ojos a los lados como si fuera perseguida por algo oscuro, entre tanto se detuvo y miro la luna. La muñeca poso su mano de trapo en perspectiva para tapar la luna y así, su pequeña mano se encendió por el fuego, que no le hacia daño sino que parecía reforzarla. Su sonrisa, una reacción totalmente inversa, se logro cuando la criatura que la perseguía se presento. La muñeca giro la cabeza, la observo y con su mano encendida se prendió fuego a si misma y con una mirada siniestra desapareció.
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Un trueno forcejeo el cielo gris y el ángulo de la lluvia desviaba la tristeza que montaba la noche. No soy un lunático de la lluvia, pero no me molesta, me hace creer que el mundo esta de cierta forma vivo. A decir verdad el silencio y la lluvia se llevan genial, es como si la naturaleza montara un espectáculo. Pero la palabra genial es un adjetivo demasiado ínfimo para demostrar la espontaneidad del clima para hacernos sonreír. Pero no estaba lloviendo y verla sonreír no era algo precisamente agradable. Era pequeña, pero no inspiraba simpatía y sus ojos glorificaban una sensación de haber logrado encontrar lo que buscaba. Se iluminaba solo con su mano derecha, prendida de un fuego azul que no parecía deberle una explicación a su portadora.
Estaba cerca de una ventana, evitando la luna que rodeaba la casa. En el suelo estaba un muchacho rodeado de papeles destruidos que no parpadeaba y parecía abatido.
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Aquella noche de pocas luces, la habitación de Casio estaba detenida y el se encontraba acostado en el suelo. Su figura en la oscuridad estaba rodeada de papeles destruidos o abollados y la luna contorneaba las sombras, lograba la quietud que Casio buscaba para esa ocasión. Pensó en su debilidad frente a la oscuridad inmensa, se sentía casi al límite, frágil, pero tenia en su mano izquierda la solución que a su tiempo emplearía. Se pregunto como lograría controlar la solución y recordó un vaso con agua arriba de su mesa de luz, algo sucia pero no significaba que no derrotaría a su opuesto.
Todo gran suceso comienza con una señal, un sonido o una ráfaga de viento, pero en este caso el silencio no dio indicación alguna por varias horas. Casio entristeció porque por momentos entendía que estaba haciendo, <<el fuego mata todo>> se repetía en su cabeza, se imponía, ¿moriría Casio esta noche? Cualquier cosa era mejor que la realidad, desmejorada y estática, dudosa y simple.
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