Ensayo sobre la diferencia entre el "yo también" y el "yo a vos"


Manuel, sentado en un restaurant de la calle Catamarca, le dice a María, motivado por una mueca de su rostro, que la quiere. María, por inercia, dice "yo también". Así, Manuel siente como un colectivo psicológico lo atropella y lo deja en la calle tirado, donde mas tarde un viejo de bastón tratara de explicarle a una ambulancia que paso. Así, el Coronel Marruecos le sirve el té a su amigo Carlos Roemers. Charlan sobre lo que harán después de la jubilación, planean un viaje a Francia para olvidar su pasado, pero el Coronel no esta muy contento, quiere quedarse en su casa y morir solo. Manuel camina a su casa solo, mensajeandose con María, de pronto se rodea de mariposas. El Coronel saborea una sopa aguada que preparó su mujer, recuerda cuando de chico bicicleteaba el barrio. Por la noche, Manuel no puede dormir después de ese "también", se pregunta si antes era diferente, si quizá María lo haya cambiado. Por la noche, el Coronel limpia su viejo revolver, ha sido un tesoro mal usado. A la mañana siguiente, Manuel recibe un mensaje de María para juntarse en un café de Rivadavia. El coronel ha decidido escribirle una carta de despedida a su amigo Carlos. Entre las doce y cuarenta y cinco de la tarde del Jueves y las tres y media, Manuel volvió a divisar la mueca y volvió a caer en decirle te quiero a María, pero esta vez, subsecuente a la inercia, María ha dicho "y yo a vos", cosa que hizo feliz a Manuel de maneras circulares. Quizá en el mismo instante, el Coronel firmaba la carta y se revolvía la sien con su revolver.