Si te postularas a un sueño eterno, yo elegiría uno que tuve allá por el noventa y dos. Soñé que era un sujeto cuyos predicados eran infinitos. Aunque también es muy buena opción uno que tuve hace muy poco, en el que era embajador de una ciudad y conocía una serie de personas interesantes, me adaptaba rápidamente y entre mates y soles me adentraba a un circulo mágico, que me invadía de serenidad. Al despertar desee soñar otra vez el mismo paisaje y pude hacerlo varias veces. Sin embargo, siempre existe esa ambigüedad de entender que no soy una normalidad en esas ciudades y que si viviera soñando, perdería la genialidad el asunto. La mejor forma de conformarme es volcando ese mundo en mis ojos todos los días, de esa forma evito la nostalgia innecesaria.
—————————————————————————————
Entre sus pétalos suaves, no clama mi mundo una sonrisa. ¿Que tan retorcida es la felicidad que nos lleva a los limites de uno mismo? Busca un alma que con uñas largas y dientes grises que trata de escapar ciertas noches. El frio tierno, libre de seducirnos hasta un fin, ata mis manos y mis ojos. Siento una mounstrosa infelicidad sin motivo que me ahorca, me entrega a un rio de tiempo inconcluso, provoca odio como vos me provocas amor.
Claman las nubes por la lluvia que reparte tu rostro en gotas. Los pequeños pájaros -o pajaritos, o pajaroditos- reclaman algo, se reúnen en rededor mio y me incitan al ferviente pensamiento de creer que ellos saben algo de mi que yo ignoro.
La realidad de que estoy solo.
Publicar un comentario