No te gastes en
intentar olvidar, ¿No notas que el mundo sigue siendo fuego, sangre, pieles pálidas
y atardeceres con olores que revuelven tu memoria? Es tu culpa, te lo dijimos
mil veces, fue tu idea, vos le ponías ganas a lo que sabíamos todos era imposible,
en rededor de tantos tonos grises vos querés pintar todo de un cyan desesperado
y le prometes, seguís intentando, que es lo único por lo que te aprecian.
Aprecian ver como rascas tu espalda esperando encontrar lo que perdiste; y como
ella, miles y miles. No te quedes quieto, jamás, nunca, quieto... o el lobo te
come.
Y un fenómeno
consume tus venas, los acordes irregulares se apiadan en tus ideas; todo para
llegar a ese lugar y momento, ya preparado a ejecutarse y una vez hecho; el
fuego mata todo.
Doce casas en una
noche, doce bidones, doce fósforos, una mano.
¿Temblabas?, ¿Que
esperabas?. Te tengo miedo, ahora, ya, con latidos de amor congelados y un
viejo perchero ya consumido por las cenizas.
¿Y se supone que en
libros descubra respuestas?
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