We Want the Young Blood.


Vivo en un mundo lleno de falsetes, en donde se pueden estimular los sentidos de miles de formas y una simple luz en un foco puede detenerte, puede hacerte cambiar. Cambiar no es volverse otra cosa, es una experiencia distinta, es entender una cosa mas, es querer la sangre joven, es estudiar letras, es besar a quien quiero ahora aunque sea tanto imaginativa como física, como geográfica, como vulgarmente imposible.

es como conseguir la eternidad una noche, acostado obsesionado en una cosa y de pronto obtener todas las respuestas, es volverse loco en tres minutos, es querer.

Pero fuera de eso, existe algo que desconcentra esa lineal diversión, algo que nunca se entiende bien y nos deja vacíos, nos deja con ganas de algo mas, con respiros profundos y suspiros gigantescos.

Sin embargo una tarde de un jueves, un mensaje te puede volar la cabeza y dejarla inutilizable. ¿Alguna vez te preguntaste si sos la titiritera que maneja ese mensaje a mandar?

Yo no creo serlo, jamas.