Ilogicas


¿No hay suerte en los adoquines? esas cuadras designadas bajo adoquines, esas pequeñas formas de piedra, vos me incitas a perseguirlas. Mira, es la pulsera que me regalaste, me recuerda esas noches en las que subconcientemente pienso en vos.. eso no es dormir mi amor. Despierto y me quejo con la pulsera, ella culpable, triste, algo lucida, algo dormida, me pide disculpas. Hoy soñe con un puerto lleno de gorriones, ¿estare mal amor?. Ella viaja sin pagar, el viejo truco de andar por la sombra. La tele encendida, silenciosa ilumina mis pies, ¿no estarás mal amor?. A veces imagino que me despierto temprano, me estiro y me abrigo, me pongo en situaciones ilógicas como un café con vos. A veces te dejo servir y otras veces soy un caballero. A veces sonrío y a veces soy un tremendo caraculico, pero vos te ocupas de tu cafe. Y utopicamente, me acerco y te cuento que cuando estoy con vos me tiemblan las manos, te lo pregunto enserio.. ¿vos sabes que significa eso? yo no entiendo, tampoco se de que te reis. No estamos en la calle de la sensación, volve.

El otro dia lo hable con Junin, mi compañero de ilógicas. Me dijo que mis temblores eran como el viento, que se apaciguaban en los arboles, que estimulaban cosas, movían luces brillantes, era como un don irremediable, un buen giro en una trama aburrida que dejaba al publico feliz, al adolescente cambiado y listo para vivir, un cadáver en la sala y un lamento correcto, era la paciencia en el hablar, el emblema de respetar los turnos, en especial los turnos imaginarios esos que se autoasignan amorosamente, era descubrir que un seudónimo te había engañado toda tu vida, era pretenderte y correr por los pasillos del hotel, era algo errático en un mundo correcto, lo gritaba, no había forma de explicar porque mis manos temblaban. Después sincero me dijo: "eso o la amas".

Caminando cerca de casa, mirando los adoquines con las manos en los bolsillos.. te sorprenderías lo que el tiempo hace cuando pensas ilógicas. Parece infinito, detenido, un manojo de cerraduras a abrir con respuestas. Y al enteder que tal vez si estoy enamorado, descubrirlo me hizo correr desenfrenadamente. No buscar nada, simplemente gastar esa energía provocada y transformarla en calma, miles de ilógicas inundaban mis zapatos, mis medias, mi camisa, mi mente. Corri a casa, me recosté y volví a soñar, donde seguís ahí con tu café riéndote de como mis manos desbordan mi confesión de amor.