Aqui su Vodka.


Y al llegar, tres tazas de te caliente, un perro ciego y tres cadáveres en el altillo. Y la mujer del paraguas, reapareció sonriendo por la calle que da al laverrap antiguo. Abrumando sus ojos el monaguillo de la colina divisaba a la dama pensando: "¿Quien osara caminar hacia allí un domingo lluvioso?". Sin embargo el sabia de los cadáveres en el altillo del viejo laverrap, conocía la precisión de sus antecedentes, desfiguraba las tazas frías que se posaban sobre la mesa principal y detrás, treinta y nueve maquinas que dejarían su vestido impecable.

Cae una hoja, velea el viento el vestido de la dama de paraguas, el monaguillo desenfunda un revolver y gracias al poco pulso no se decide a disparar y al darse cuenta que no lo ha cargado lo vuelve a guardar, mira el cielo y un pequeño charco frente a él, ve la silueta caminar hacia sus zapatos lustrados.

Se miran y se sobreentienden, giran y bailan sus pupilas, ella guardara el secreto para siempre.