Hace varios días que no puedo cruzar el umbral de la puerta, me verías patético allí sentado, intentando entender que me detiene. ¿Sera que donde yo veo un umbral hay una pared? Que inoportuno, puesto que quiero cruzar al otro lado, del otro lado se ve todo de otra forma, tibio y tornasolado.
Te reirías de mi al ver mi muñeca intentando romper esa pared imaginaria; te reirías de mi si cruzara al otro lado.
Suenan pianos allí, con un fondo celeste cielo, con pequeños tonos rojos por doquier.. Sombras pequeñas revolotean y pienso en pájaros o mariposas. Panaderos que parecen nacen de tu piano o seras vos, que machacas melodías y les das vida.
Presiento que por las noches, al oír la lluvia te acercas a la ventana y la observas con gran ilusión, de que algún día alguien te venga a buscar, que ya no tengas que tocar el piano cada día, las mismas brillantes armonías.
Y aquí me ves, o me imaginas, afuera del umbral de la puerta, soñando cada vez más que me enseñas a tocar.
Sin embargo, inútilmente trato de entrar en tu mundo querida.
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