Es Julia resentida en la puerta del hotel. No es el caso típico, quizá Ilus se la imaginaba lloviendo y con lagrimas en los ojos, pero era una tarde preciosa y sus dientes brillaban. Había venido a pedirle que le devolviera una vieja carta que habían recibido cuando convivían, firmada por su abuela días antes de su fallecimiento por intoxicación. Ilus la notaba un poco más pálida que antes, pero además de eso nada, ninguna tristeza, ningún resentimiento y esto, considerando el tiempo perdido, era una flecha terrible en los soliloquios eternos de Ilus. Se paro recto y hablo con ella acerca de la carta perdida, la invito a pasar y ella acepto con gusto, subieron en silencio, algo que duró largos minutos.
Quiero cuentos
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