Ya no es en un
principio por sus techos que presentan tres formas distintas, cuales se
interpretan como un filtro, según veas figuras simples, según veas flores o según
veas las nubes, siendo la tercera la más difícil de ver.
Tampoco son las calles imposibles, alumbradas apenas en búsqueda
de fríos y abrazos; los fuegos irradian el asfalto en cada esquina,
y en cada pared una sombra, diferente a cualquiera que haya visto, con un cuerpo vacío en sus zapatos.
podría ser por esa libertad de tomarte de la mano con tal
delicadeza que me colme, en ideas de Werther, este vacío en felicidad. Pero, también
así, es el fantasma del presente que me acecha, y lo que es peor, sabe que si
quisiera robar mi sangre; tanta como quisiera ella podría.
—Hoy ella preguntó por ti. —. Como una daga escarbando en mis ojos.
Jamás permitiré olvidar lo que me sucede aquí.
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