Las alas
entretelar del letargo gratificante. Que ciego impulso, inconcluso y calido.
Solo se que mi
bolsillo está lleno de papeles, aquellos que la gente estruja y con ellos hacen
bollos, aquellos que los pequeños arrojan a los tachos, que revuelven
miserables nocturnos y desenvuelven, mira un árbol, mira como llegan los perros
a trabar sus piernas al ver cometer el crimen de revivir un papel, ya no merece
ser nadie, es solo carne suelta, es solo un sucio bicho que ha quebrantado lo
único que creíamos posible de hacer. Ella siempre penetraba en sus ojos como
escarbadientes; nunca negó que fuera así. Perpetuaban sus dudas, concisos los
álamos que se dejan ver. Abrirías la ventana, comentarías el clima, tus yemas
no serian un juicio justo. ¿Acaso no es tarde ya? ¿Acaso no es suficiente
código?; debieras buscar aquí, un sentido justo, debieras entender, que es lo
que sucede.
¿Has pensado lo
que pasaría si no existiera el suicidio?
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