Un viento

¡no veas! gritó
¡no escuches!
La serpiente hablaba, la viuda, el relojero y el junio blanco, intentaron entender.
Yo solo pude ver que a traves de su pelo se escuchaba
alguien que no sabe que es, que no sabe mirar.
Una duda aplazada hasta la proxima reunion.
Ella toca timbre, yo quiero lamer su cara.
Y delira, como un fuego que ruge
como una princesa usada
aplasta las palabras que caen en su boca.
Nadie quiere entender.
Y yo quiero ilusionar al niño enfermo que llevo en brazos.

Oh fantasma.