hold


Renueva tus votos de seda roja.
Anciano yo,  ahora que no sientes la caricia del ciempiés.
Sufre el abrazo del ardiente anillo.
Arma tus ritos y eleva en el alba la cálida risa
Entre mitos y selvas no haya diferencia,
Ve que no hay más que oro,
Sus ojos reordenan sus despertares sexuales
Ve en el tablero un diapasón de oro
Hecha de pieles, su nariz no se debe tocar
Lo único que busca es la tercera voz,
No es ella la que se pierde, sino él que se pierde en ella.

Entrecerrados ojos que al nacer no vieron luz sino delirio.
Ven a mí, se mi quinta razón para existir.
Entona la verde armonía del ruiseñor tardío 
Llama en la costa al exilio, al lúdico verbo
Levanta frente a mí tus murallas hechas de historia.


-(no hay que abandonar
ni el amor, ni la escritura)-